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jueves, 5 de diciembre de 2013

Wert Wars y Farenheit 451

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, un despiadado gobierno trataba de amansar a sus súbditos con medidas anti protesta, austeridad y muy mala leche. Como suele ocurrir, el emperador Sith de este recóndito lugar no era más que una marioneta del gran poder que, oculto tras él, movía los hilos del espectáculo que estaba dando aquel "país de pandereta". Entre sus consejeros se encontraba él, el calvo de la risa afilada y mirada asesina; la persona que se iba a encargar de que las futuras generaciones dejaran de dar la tabarra y hacer el perroflauta para dedicarse a "lo que necesitan" y no lo que quisieran.

Hablo, por supuesto, del Mojo Jo jo de la educación. El inigualable y distinguido señor José Ignacio Wert.


Así tiene que evolucionar un buen Sith.

Resulta que este despiadado villano leía todas las noches un libro escrito por Ray Bradbury titulado 'Farenheit 451'. Era su Biblia y gracias a él tenía todas las herramientas para planear un malévolo plan que implantaría poco a poco. Si los cachorros Sith no leen ni conocen nombres como Jean Jacques Rousseau, Oscar Wilde, John Stuart Mill o Henry David Thoureau, nunca pensarán por sí mismos. Aprenderán a ser los discípulos que todo gobierno desea. Sumisos e iguales. No vaya a ser que alguno salga rana y se convierta en Jedi.

Lo primero que hizo fue anunciar a sus conciudadanos que se dejaran de gilipolleces e invirtieran su futuro en algo útil: "en algo falla el sistema universitario si la mitad de los titulados son de Ciencias Sociales" dijo indignado. Muchos Soldados Imperiales aplaudieron entusiasmados dándole la razón, otros comenzaron a hacer maletas para largarse al planeta de los Ewoks, que seguro que les trataban y pagaban mejor.

Porque, claro. Hay demasiada gente preocupada por las letras, las ciencias sociales, las humanidades y las bellas artes. 

Tan simpático él...

Cuando consiguió sembrar la duda, atacó a la asignatura que tantos suspensos le dio en sus años de escolar: Filosofía. Si en 'Farenheit 451' dicen que leer vuelve diferentes y hace que la gente piense y tenga ideas, habrá que quitársela de en medio ¿No? Decidió que para no levantar sospechas cambiaría su condición de asignatura obligatoria para convertirla en opcional. Meses después la eliminó.

Literatura, Historia del Arte, Música, Historia y Plástica siguieron los mismos pasos. El malvado Ministro tardó pocos años en plantar su semilla. Los habitantes de aquel imperio solo tenían dos opciones: o convertirse en los Sith o Soldados Imperiales que todo gobierno desea o sacar la espada láser y cortar el brote de raíz.

La respuesta, una vez más, estaba en ellos.