miércoles, 23 de enero de 2013

"Y colorín colorado, el cuento de la raza ha terminado"


¿Cuál es vuestro color favorito? Es plantear esta cuestión y cualquier clase de párvulos se convierte en un vendaval de colorines: ¡Rojo! ¡Azul! ¡Verde! ¡Naranja!  Sonríen tanto cuando alguien coincide con su color como cuando no, pues en este caso se sienten únicos. Cuando los niños crecen, aplican estas preferencias a su día a día “lo ves todo negro”, “la vida no es de color de rosa”, “vivimos en un submarino amarillo”… Asumen que viven en un mundo de “colores buenos” y “colores malos”: los profesores corrigen en rojo, los estudiantes copian los apuntes en verde para que no se los fotocopien y los malos de sus series de dibujos normalmente visten de negro.

Ni que decir tiene que este criterio se ha aplicado al color de las personas durante muchísimos años. Hay dos reacciones a lo diferente, una de ellas es el miedo, sobre todo si vemos que la situación se nos escapa de las manos. Volvamos a la clase de párvulos para ilustrar la otra. Cuando un niño dice que su color favorito es el marrón, siempre hay un compañero que salta con un “Jopé, qué tonto, ese color es súper feo ¡A nadie le gusta!”. El otro chaval agacha la cabeza, avergonzado. Cuando “lo diferente” se domina, el miedo se convierte en prepotencia. Quedaos con esta reflexión porque tiene que ver con lo que viene a continuación.

Empecemos con un poco de biología: el fenotipo son los rasgos biológicos, evidentes o manifiestos, de un organismo (pelo rubio, piel oscura) mientras que el genotipo, su composición genética (ADN). La raza es un grupo étnico a la que se le supone una base biológica (raza negra) y la clasificación racial el intento de ordenar a los humanos en diversas categorías basándose en un linaje común.

El concepto de raza es una categoría cultural, no tiene ninguna base biológica. La idea de que personas blancas y personas de color son diferentes a nivel genético es falsa. Es más, el origen de esta distinción tiene una base histórica… ¿Queréis conocerla?

La categoría “raza” como se entiende en Estados Unidos fue un mecanismo social que se inventó en el Siglo XVIII para referirse a aquellas poblaciones reunidas en la América colonial: inglesa, otros asentamientos europeos, indígenas conquistados y personas de África traídas para suministrar mano de obra esclava. El concepto se perfiló en base al teorema de la Gran Cadena del Ser.   Este afirmaba que todos los organismos podían ser ordenados del más simple al más complejo de manera lineal y progresiva, hasta llegar al hombre. Esta jerarquía estaba establecida por Dios o la naturaleza. Los esclavos y los indígenas conquistados ocuparían un lugar inferior en esta cadena, por lo que su trato desigual estaba justificado.

Mientras se construía la sociedad estadounidense, los líderes europeo-americanos fabricaron las características culturales/conductuales asociadas a cada raza. Vincularon los rasgos superiores (los rotus de colores bonitos)  con los europeos y los negativos (los rotus feos y gastados), inferiores, con los indígenas y los negros. Así fue como se institucionalizaron algunas creencias arbitrarias y ficticias acerca de los diferentes tipos de personas, enraizándose profundamente en los pensamientos europeo y americano. La “raza” fue la estrategia idónea para dividir, clasificar y controlar pueblos colonizados, fue utilizada en todas partes. Ni que decir tiene las consecuencias que ello tuvo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando niño con  bigote y babi verde utilizó ese criterio para  exterminar a aquellos que discrepaban de su color favorito y por tanto, eran inferiores.

La raza se construye culturalmente, por lo que su acepción varía de un país a otro. La afirmación “es  de raza x” no se asume de igual forma  en Estados Unidos, Japón y Brasil. Aquí el por qué.

Estados Unidos

La identidad racial se adquiere al nacer. Si un hijo nace de una pareja en la madre es blanca (50% de los genes) y el padre negro (50%), pasarán por alto la herencia y clasificarán al niño como “negro” (¡aunque sea blanco como la nieve!) Esta regla es totalmente arbitraria. En algunos estados, cualquier persona que tenga un ancestro negro, sin importar cuán remoto sea, se le clasifica como miembro de raza negra (preguntádselo a Peter Griffin)  Esto se denomina hipodescendencia

Japón

Los estadounidenses ven a Japón como una nación homogénea en raza, idioma y cultura, imagen que los propios japoneses cultivan. De hecho, fue un ex dirigente japonés, Yasuhiro Nakasone, el que    planteó en los 80 que el éxito de Japón frente a los yanquis en los negocios se debía a su supuesta homogeneidad.

Para los japoneses, la más mínima perturbación de su “pureza”, la más discreta diferencia racial es suficiente para juzgar a las personas. La actitud de los japonenses es de “racismo intrínseco. No aceptan a cualquiera que “no sea de los suyos”. Mecanismos culturales como la segregación racial y tabúes acerca del matrimonio interracial mantienen a las minorías en su lugar.

Brasil

Carecen de la regla de hipodescendencia de Estados Unidos y del extremo racismo nipón. Las categorías raciales brasileñas son más flexibles y menos excluyentes, incluso los indígenas pueden cambiar de raza. Basta con variar la forma de vestir, el lenguaje e incluso la actitud. Existen hasta casi 500 etiquetas raciales, ya que reconocen mejor su diversidad.  

La tradición de niños que patalean porque los colores que su clase prefiere no sean los que a ellos les gustan es larga. La de los que se suben a la silla y proclaman su superioridad por ser el que prefiere el color más bonito y convence a los demás niños para que se unan a su posición, también. Hablar de razas en nuestros días debería ser impensable pero algunas sociedades aún necesitan pregonar la superioridad de sus élites y justificar la inferioridad de los más desfavorecidos.  Ser de piel oscura no significa ser un hacha del basket o un atleta formidable. Si en aquel momento los colonizados adquirieron tal estatus no fue porque resultaran “inferiores”, sino porque carecían de recursos para oponerse a ellos, estaban menos desarrollados, o quizá no tanto como se suele creer ¿Por qué? Ese dilema es merecedor de otro post, o de vuestros comentarios.


Por cierto ¿Alguien sabe cuál era el color favorito de Hitler? 

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